Cochabamba, Bolivia, 22 de Julio de 2014
No te conocí en persona, pero te conocí en tus
pensamientos, en tu fe y espíritu. Fueron tus escritos que permitieron conocerte,
compañero de la vida.En la lectura acompañada por una música andina, donde los
sonidos de la quena, las zampoñas y el bombo me servían de fondo, me llenaba
del espíritu de tus reflexiones,que estoy seguro que estaban iluminadas por la
luz de vida de Dios.
Tus pensamientos sobre los hijos/as del mañana,
que nos desafiaban a seguir soñando y no dejar que nos maten nuestra
imaginación, nuestros sueños de ver nuestra tierra (Pachamama) llena de vida,
amor y relaciones en equidad y justicia, es decir en armonía, equilibrio y
reciprocidad entre seres vivos y la creación de Dios. Al leerte, me llenaba de
esperanza. ¡Cuántas veces te cité en mis sermones y charlas, diciendo que la
esperanza: “…es el presentimiento de que la imaginación es más real y que la
realidad es menos real de lo que parece. La esperanza es la convicción de que
la abrumadora brutalidad de los hechos que la oprimen y la reprimen no han de
tener la última palabra”. En esta seguridad de tus pensamientos, seguí
caminando, comprometiéndome en la lucha por la construcción de otras realidades.
Aprendí que podía vencer los límites que me ponía
la “realidad” y me afirmaba en tu pensamiento:”la vida está preparando el
acontecimiento creador que abrirá el camino a la libertad y a la resurrección”.
Cuántas veces, firme en tu pensamiento y en la fe
de la victoria de nuestro Señor Jesucristo sobre la muerte, invité a las hermanas
y hermanos a moverse al hechizo de la melodía misteriosa y el ritmo que llegaba
del mundo que soñábamos para nuestros pueblos y que todos/as tomados/as de la
mano bailábamos, porque teníamos fe que íbamos a lograr el triunfo de la vida,
la verdad y la vida en su plenitud.
Viviendo en pueblos llenos creencias que determinan su acción y ética en la
totalidad de sus vidas individuales y comunitarias y siendo parte de un pueblo
creyente, donde en la montañas, los lagos, los valles y las llanuras, Dios
camina y se entrelaza en la vida, podía entender tus pensamientos y reflexiones
sobre ese Dios que, a pesar de la racionalidad occidental y su ateísmo, estaba
caminado con nosotros y nosotras en nuestros pueblos.
Y hoy
podemos decir que Dios sigue con nosotros y con su hijo Rubén Alves, quien con su ministerio y sus reflexiones
permitió que el pueblo de Dios siga haciendo camino hacia el triunfo total de
la vida en plenitud.
Tu amigo y hermano, que te conoció en las
profundidades de tu espíritu y pensamiento. Te voy a extrañar, pero tengo la
seguridad que estarás caminado otros caminos y algún día, espero caminar esos
caminos contigo.
Gustavo
Hermano Iglesia Metodista de Bolivia.
gustavolozam@gmail.com
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Fonte: http://amerindiaenlared.org/biblioteca/5896/rubem-alves-teologo-de-la-alegria
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